lunes, 13 de septiembre de 2010

¡Estamos cansados!


Imagínese que cada mañana, en el ascensor y desde hace 20 años, se encuentra con su vecino y le cuenta una y otra vez la misma historia. No cambia nada: el mismo argumento, los mismos protagonistas, el mismo desenlace... el vecino sólo cambia algunos detalles porque siempre ha considerado que usted es un poco tonto, y sale del ascensor convencido que usted ha vuelto a creer en su historia inédita.

Una vez en la calle, se encuentra con el tendero de la esquina. Él también le cuenta desde hace muchos años el mismo cuento. Se lo explica como si fuera la primera vez que lo dice, adulandóle como si usted fuera su cliente preferido, e intentando convencerle para que una vez acabada su jornada laboral, se pase a comprar por su tienda (por supuesto, la mejor del barrio).

En su oficina la jefa le recibe día tras día con la misma cantinela, y hablan de los mismos temas de siempre. Ella se esfuerza en explicárselo todo como si fuera la primera vez que lo hace, y usted piensa: ¿me está tomando el pelo, o realmente no sabe que me lleva explicando lo mismo desde hace 10 años?

Seguramente, ante una situación así usted acabaría angustiado, cansado, agotado; estaría harto de oir siempre las mismas voces que le cuentan lo mismo una y otra vez; los tiempos pasan, la sociedad cambia, y ellos siguen estancados en el pasado, y sin cumplir nada de lo que en sus historias prometen. Su vida sería monótona, triste, aburrida, y no le llevaría a ninguna parte, condenado a repetir una y otra vez el mismo trayecto y la misma rutina de historias incumplidas.

Usted refleja a la sociedad catalana; su vecino, su tendero y su jefa, a los partidos políticos catalanes.

Las elecciones catalanas del próximo 28 de noviembre deben suponer un punto de inflexión en la vida política de nuestro país. La sociedad está cansada del sistema de partidos tradicional; cansada de las mismas caras, los mismos proyectos, la misma falta de ideas que no solucionan los problemas de la vida diaria, y de los políticos que no son capaces de adaptarse a los cambios de la sociedad. La línea cada vez más difusa que une a los políticos con los ciudadanos está a punto de romperse, si es que por algunos lados no está rota ya. Existe un hastío generalizado, una desazón con la clase política, un distanciamiento con las administraciones públicas que suponen un grave peligro para el sistema democrático. Y cuando a esta lejanía se le unen los casos cada vez más abundantes de corrupción política, el hartazgo de los ciudadanos llega hasta tal punto que las consecuencias para la democracia pueden llegar a ser nefastas.

Cuando los políticos no representan a los ciudadanos, surgen dos problemas: el abstencionismo, y la aparición de partidos populistas de derechas que aglutinan el voto de los desencantados a base de promesas demagógicas, falsas y exentas de cualquier tipo de ética.

Desde los partidos minoritarios, ninguneados por la clase política, ocultados por la prensa y desconocidos para la mayor parte de la población (como consecuencia directa de los dos primeros hechos), hemos de luchar, con los escasos mecanismos que tenemos a nuestro alcance, para hacer oír nuestra voz y clamar a voz en grito que todavía existen ciudadanos con ideales auténticos que se unen con el único afán de construir una sociedad mejor, personas desvinculadas de la falta de honestidad pública, que todavía se estremecen ante las injusticias y ante la falta de pudor de algunos aprovechados que dedican su vida a lucrarse a costa de los demás. 

El Partit Republicà d'Esquerra (PRE-IR) constituye un partido minoritario, si bien tiene con una fuerte trayectoria política, de gobierno y de defensa de los valores democráticos de la sociedad que no ha devaluado sus ideales ni su proyecto con el paso del tiempo.

Resulta necesario conseguir una forma honesta de hacer política, proclamar una República libre de las mentiras y las hipotecas de una transición robada, donde la palabra democracia se demuestre mediante la participación política activa de la ciudadanía.

Ha llegado la hora de superar a los partidos tradicionales. Ha llegado el momento de sentar en el hemiciclo a personas diferentes a los de siempre; sólo así se acabará con la misma cantinela, la misma historia de tantas veces, con las excusas, incumplimientos y falsedades que llevan a los finales ya previstos. Ha llegado la hora de decirle a su vecino, a su tendero y a su jefa que usted no es tonto, sólo educado, pero que todo tiene un límite y que ya está cansado de escuchar siempre lo mismo; que usted tiene unos proyectos, unas ideas, una dignidad y se merece un respeto que no están teniendo con uno, ha llegado la hora de que usted inicie un cambio, y ése cambio es lo que representa el Partit Republicà d'Esquerra.


Laura Martínez

1 comentario:

amado Mújika dijo...

Me ha gustado este artículo porque describe con gracia la situación actual de deshonestidad, corrupción y distanciamiento de la política de los ciudadanos, pero hecho en falta ideas concretas,más allá de la genérica "participación política activa de los ciudadanos", que cualquiera de esos partidos puede suscribir sin rubor, para corregir esta lamentable situación.Creo que lo que genera todos estos males en todos los partidos es lo mismo: la perpetuación en el poder de los políticos , por lo que creo que hay que limitares su poder a un mandato e impedirles su reelección. Este creo que es el espíritu republicano.

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