En los
últimos tiempos, hemos vivido la llegada de la Televisión Digital Terrestre,
así como la generalización del uso de redes sociales como Facebook,
Youtube, Twitter, etc... Esta oleada de nuevas formas de personalización de
la información que recibimos ha permitido el acceso al público de masas de
muchas voces, ya sea de personas o de medios minoritarios, que hasta ahora sólo
podían darse a conocer en círculos reducidos o con muchas más limitaciones.
En este contexto, también han tomado fuerza en los últimos años algunos medios de comunicación, hasta hace poco desconocidos para la gran mayoría de la población, algunos de los cuales se encuentran profundamente vinculados (aunque de manera ideológicamente muy difusa), con la derecha española más conservadora. Así, Intereconomía, Radio.es o Libertad Digital han podido hacerse un hueco en las audiencias, y cada vez más han ido elevando su voz intentando hacer llegar su mensaje a la población.
Realmente, es bastante inaudito en la historia reciente la aparición de unos medios de comunicación así, y la sociología que hay detrás suya puede merecer un estudio aparte, difícil de ubicar en algún lugar en concreto. Se puede resumir (y es una opinión compartida por la mayoría de la población), con que son medios de comunicación al servicio de la derecha española, encarnada en el Partido Popular, y que representan a "la España azul", que ha alimentado la profunda división peninsular en dos bandos irreconciliables (aunque repite constantemente que es el otro bando el que lo hace).
A pesar de que esta vinculación parece evidente y sencilla, no acaba de ser tan evidente cuando se analiza su forma de comunicarse. Ciertamente, puede llevar a confusión, ya que es poco habitual ver que una cadena conservadora dedique gran parte de su parrilla los debates políticos (aunque no existie debate alguno al ser todos los tertulianos de la misma ideología), y tampoco queda muy claro ver a la clase conservadora utilizando expresiones e insultos propios de adolescentes exaltados, así como reafirmándose como "rebeldes", resistentes contra el sistema impuesto.
Es complicado de entender esta paradoja, pero las circunstancias de nuestro alrededor no ayudan a entender en gran parte. En un primer lugar, se debe analizar quiénes son los principales potenciadores de todo este movimiento de "conservadores rebeldes". Una vez se ven los nombres y apellidos de todos aquellos tertulianos habituales y presentadores de programas, vemos aparecer personajes que son bien conocidos, como César Vidal o Pio Moa. Así pues, vemos que los pseudointelectuales que tiran sus consignas al aire pertenecen a toda aquella generación de revisionistas, que no pudiendo aceptar la realidad que se ha impuesto sobre la historiografía y sociología franquista (la que ha caído por su propio peso), han decidido criticar, falsear y desprestigiar con fuerza la época republicana y todas sus conquistas, esgrimiendo argumentos sin fundamento y estudios historiográficos sin rigor científico y con metodologías muy dudosas, utilizando fuentes falsas o tergiversadas.
Así, vemos como hay una generación que devora todas las consignas lanzadas por estos pseudointelectuales como si fuera fruta madura. Partiendo siempre de la conclusión, buscando sólo pruebas que la corroboren (sean verdaderas o no, aunque mayoritariamente se da la segunda opción), estas investigaciones se asimilan de manera acrítica, considerando su autenticidad indudable por el simple hecho de ser diferentes de la opinión "establecida". De esta manera, podemos observar como se ha girado la tortilla, y como los que luchan contra la verdad "establecida" y que son unos rebeldes "incomprendidos", son todos aquellos que antes se reafirmaban en las dictaduras sanguinarias o de regímenes ultraconservadores de democracia limitada o directamente nula de Pinochet, Salazar, Somoza, etc.
Para explicar esta anomalía, deberíamos analizar por qué toda esta gente ha necesitado el surgimiento de esta "historia ficción" y de crítica indiscriminada e irracional contra toda obra de cualquier gobierno que no pertenezca a la época de Jose Maria Aznar. Ciertamente, entender esta época es clave para entender a toda esta generación. La política es un ingrediente clave, en el que la "modélica" Transición es idealizada al máximo, viéndose como intocable y sacrosanta, aunque en el pasado fuese rechazada por todos aquellos de los que son herederos (quedan para la memoria colectiva los artículos periodísticos de finales de los 70 de un joven Aznar poniendo a la Constitución Española en la picota).
Así, el largo mandato del PSOE en los 80 y 90, con los repetidos errores
que
llevaron a su hundimiento, es visto como una época "oscura"
donde se encontraban silenciados, equiparándola a una dictadura,
viéndolo como
su propio símil del franquismo. El hecho es que la caída de la falsa
izquierda
del PSOE fue por su propio derrumbe, y no por una derrota, ya que las
elecciones del 96 fueron perdidas por el PSOE más que ganadas por el PP.
Sin embargo, este
momento es considerado por toda esta generación como una "victoria",
equiparable a la victoria de los franquistas de 1939.
La experiencia del PP en el poder se caracterizó por una "chulería" y desprecio generalizado hacia toda oposición,
viéndose legitimada por haber "ganado" unas elecciones. Sin embargo, las cosas caen por su propio peso, y vimos cómo este régimen de soberbia y prepotencia se vino
abajo de manera dramática después de los atentados del 11-M. Así, el PP ha
vuelto al mismo papel que tuvo durante gran parte de los 80 y los 90, el de una
oposición irracionalmente crítica, obsesionada con llegar al poder. La
diferencia entre el actual y el anterior es una fuerte frustración, un complejo
de inferioridad sin intenciones de autocrítica.
Así, vemos como todos estos nuevos "rebeldes" pueden ser llamados "La generación frustrada". Una generación que necesita alimentar su autoestima perdida con toda esta información parcial y, desgraciadamente, falsa en muchos casos. Así vemos como en la mayoría de países, hechos similares al 11-M han creado una fraternidad estatal, una "reunión detrás de la bandera", y aquí nos ha llevado hacia una mayor división, hacia un revisionismo grotesco de los hechos que busca la culpabilidad del centro-izquierda y el nacionalismo periférico mediante escalofriantes teorías conspiratorias, propias de la mente de un psicópata incapaz de articular un sentido crítico del mundo más allá de su conveniencia, sin autocrítica de ningún tipo ante las sus propias errores, que siempre son culpa de otros.
"La generación frustrada" se abre paso en los medios de comunicación. El lenguaje adolescente, la premeditada condescendencia paternalista ante la gente que no piensa como ellos, la soberbia, la manipulación informativa y las falsedades historiográficas son ingredientes de un enorme pastel imposible de digerir. Y lo más complicado es que esta generación está convencida efectivamente de ser una generación rebelde, casi anti-sistema, que lucha por la verdad y que considera al gobierno pro-liberal del PSOE como una dictadura estalinista. Todo lo que no sea su propia información acrítica es mentira, y todo es culpa del gobierno socialista y de sus tratos con los partidos nacionalistas y la omnipresente ETA. Y, no olvidemos tampoco, que el fútbol es visto como muy importante, vinculándolo directamente con la política y considerando muchas veces el Real Madrid como a su buque insignia, haciendo una mezcla entre deporte y política propia de jóvenes sin cultura democrática.
La pregunta ahora estará en cómo evolucionarán este "adolescentes póstumos": si nos encontramos con una anomalía temporal, o si son toda una nueva generación, lo que nos llevaría hacia tiempo realmente oscuros, con una sociedad movida por populismos demagogos y por un intelectualismo falso apoyado en una cultura ausente.
Enric Cardona García
Partit Republicà d'Esquerra
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