Vuelve septiembre y vuelve,
inevitable, el curso escolar a Cataluña. Pero este año aún con más emociones
para la plebe. La primera buena nueva que se van a encontrar los padres de
alumnos será la subida del IVA del material escolar del 4 al 21%, pero hay más:
el curso comienza con casi 20000 estudiantes más, pero con 3000 profesores
menos… y seis escuelas públicas menos.
Entre estas, la Escola Olga
Xirinacs de Tarragona, tachada despectivamente como ‘una
escuela de rojos’ i que tiene que ser cerrada. Por el bien de los pobres
espíritus de los niños, cabe suponer. O el
caso de la escuela Esparreguera II, donde los padres decidían sobre la
gestión del propio centro.
Pero, ¿quién dice que todo el mundo
sale perdiendo con estas cifras? Aún queda un reducto que no padecerá las
consecuencias de los ‘ajustes’ de Mariano o de Mas. No nos referimos ahora a
los profesores de religión que, ¡gracias a Dios!, esquivan la crisis y no
sufrirán los recortes que se cargarán a centenares de interinos en el resto de
Cataluña, y no será necesario que Dios se lo pague, que ya lo harán entre todos
los contribuyentes.
A los que se les ha aparecido el
santo (o el ministro), es a las escuelas que discriminan por sexo al alumnado,
que veían peligrar la subvención pública que recibían hasta ahora. Hablamos de
estos centros que no aceptan niñas o no aceptan niños, todo sea por mantener la
pureza del alma, lo que requiere educar a las personas de una forma u otra,
según el sexo, para imponer diferentes programas educativos.
Estas escuelas segregadoras
quedaron oficialmente fuera de la ley que regula cómo se han de entregar
subvenciones a las escuelas que no sean públicas pero soliciten recursos
públicos, ley que dice que están excluidas todas las escuelas que separen por
cuestión de sexo. Pero, milagrosamente, ha salido el ejecutivo de Rajoy en
tromba, a decir que de ninguna manera estas escuelas perderán el acceso a
dinero público. Eso de que lo diga una ley no es suficiente, si hace falta que
se cambie la ley, no habrá freno que evite para llevarlo a cabo. Fervorosamente,
CiU se ha sumado a la santa cruzada por el dinero público para estas benditas
escuelas.
Curiosamente, curiosamente, estas
escuelas segregadoras están vinculadas a grupos ultrarreligiosos, como el Opus
Dei, rama de la iglesia católica con un acusado poder e influencia política,
que ha tenido y tiene a algunos de sus religiosos ocupando ministerios y cargos
de responsabilidad en las más altas estancias.
Y total, que estamos en crisis,
pero con la iglesia hemos topado y con lo sagrado no se juega, que hay que
ganarse el cielo en la tierra y pagar el diezmo religiosamente; aunque tuvieras
que pasar hambre, has de cumplir con la curia.
Algunos, menos entendidos en los
asuntos divinos, nos preguntamos qué no podrían hacer las escuelas públicas con
estos recursos públicos que el gobierno catalán desvía a instituciones
religiosas privadas. Si no será que el gobierno central y el Govern catalán
están haciendo un exceso de devoción en su afán de convertir a los rojos que
puedan quedar.
Luis Iglesias (@sexmero)
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